CONVERSACIÓN CON DAVID BARRO, NUEVO DIRECTOR EJECUTIVO DE LA FUNDACIÓN PIEL DE ATÚN. 

Innovación05/11/2022

David Barro es director de arte y cultura de MadBlue y ahora toma el timón de la Fundación Piel de Atún como nuevo director ejecutivo.

Para David Barro los Objetivos de Desarrollo Sostenible solo se pueden conseguir con asociaciones sólidas y cooperación y señala que “desde el primer momento en que Luis Prieto me reclutó para MadBlue en 2019, coincidimos en la relevancia del ODS 17, que no es otro que el que habla de revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible. Porque para que un programa se cumpla es necesario establecer asociaciones inclusivas sobre principios y valores, así como tener unos objetivos compartidos que piensen también en las personas y en el planeta. En la Fundación Piel de Atún y en MadBlue todos compartimos esa filosofía”.

Reconocido comisario de exposiciones de artistas nacionales e internacionales, Barro ha ejercido durante años de asesor cultural en la Fundación Barrié y más tarde de director gerente en la Fundación Luis Seoane. En 2016 proyectó la Fundación DIDAC que dirige y entiende como “cómplice y complementaria de la Fundación Piel de Atún, porque coinciden en el propósito y en ámbitos de trabajo que pueden desarrollar en común”, aunque confiesa que la Fundación Piel de Atún “es mucho más ambiciosa desde el punto de vista de objetivos y temáticas, así como en el contexto geográfico, ya que DIDAC está enfocada fundamentalmente en Galicia y su contexto creativo”.

La relación del arte y el diseño con el desarrollo sostenible es algo presente desde hace tiempo en la trayectoria de David Barro. En 2010 fue director artístico de Look Up! Natural Porto Art Show, un gran proyecto sobre sostenibilidad en el arte, la arquitectura y el diseño en toda la ciudad de Oporto, con sedes emblemáticas como Casa da Música, el Palacio de Cristal, el Palacio de la Bolsa o el Aeropuerto Sá Carneiro. Fruto de ese proyecto escribió un pionero ensayo sobre arte, diseño y sostenibilidad. En 2011 fue director artístico del Festival de Acción Artística Sostenible SOS 4.8 de Murcia y hace más de una década la empresa de diseño que fundó, DARDO, recibió varios reconocimientos por sus acciones sostenibles. David Barro es desde 2018 consultor estratégico de la Agencia Gallega de Innovación de la Xunta de Galicia, poniendo en marcha el Programa de Diseño para la Innovación y la Sostenibilidad – Diferenza 2024.

David, ¿Cuáles son las expectativas y metas de la Fundación Piel de Atún?
La Fundación Piel de Atún y MadBlue se singularizan por la convergencia de cultura, arte, ciencia, innovación y responsabilidad medioambiental en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En ese camino, de la mano de su fundador Luis Prieto, hemos conseguido un importante apoyo institucional trabajando en colaboración con las principales instituciones de Madrid y con empresas de gran relevancia y un firme compromiso con nuestros fines. MadBue ha sido reconocido con la consideración de acontecimiento de excepcional interés público por el Gobierno de España y está en línea con la Agenda 2030. La expectativa principal sigue siendo cumplir nuestro propósito con el mayor número de alianzas posible: promover un proceso de concienciación y empoderamiento de la ciudadanía, situando a esta última como protagonista de ese proceso transformador hacia un mundo más sostenible y respetuoso con el medioambiente. Para ello queremos impulsar acuerdos y colaboraciones con otras instituciones y empresas de prestigio que estén alineadas con nuestros objetivos.

¿Cuáles son esos objetivos?
Nuestro objetivo global es a largo plazo, pero para lograrlo sabemos que tenemos que trabajar muchos objetivos a corto plazo. Queremos convertir la Fundación Piel de Atún en el principal Think Tank peninsular en cultura e innovación para el desarrollo sostenible. La Fundación Piel de Atún tiene la capacidad de concienciar, transformar y posicionar territorios, administraciones, instituciones y empresas en el campo del desarrollo sostenible. El ejemplo más claro es lo que hemos conseguido con MadBlue, que en su intención de proyectar Madrid como ciudad azul, comprometida con la Década de los Océanos, ha conseguido ser un evento reconocido como acontecimiento de excepcional interés público por el Gobierno de España a los efectos de lo dispuesto en el artículo 27 de la Ley 49/2002, contando con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

La Fundación Piel de Atún quiere ser una suerte de laboratorio de pensamiento y acción para el desarrollo sostenible y nace con el propósito de contribuir a la mejora de la sociedad en su conjunto, generando -como dicen sus estatutos- un impacto social positivo para la sociedad y el medioambiente. Por eso promovemos el mecenazgo en protección de la biodiversidad y el medioambiente proyectando la innovación, la tecnología y la cultura hacia el desarrollo sostenible. También queremos fomentar la investigación e impulsar la educación y concienciación pública, realizando todo tipo de investigaciones, estudios, informes, consultorías, actividades, proyectos y acciones relacionadas con la biodiversidad, la naturaleza, el medio ambiente y la sostenibilidad, asociando esos universos con la creatividad y el conocimiento. MadBlue es un ejemplo claro de todo ello, pero queremos expandirnos también lejos de Madrid, fieles al movimiento Piel de Atún que Luis Prieto impulsó en Cádiz hace cinco años.

Desde la Fundación Piel de Atún vamos a promover coloquios y jornadas, exposiciones, congresos y otras acciones dirigidas al cumplimiento de los objetivos de la Fundación. En estos momentos estamos trabajando en una gran exposición sobre los océanos que ocupará la totalidad del tercer piso de Centro Centro (Palacio Cibeles) y que va más allá del concepto de exposición ya que es una historia del mar y los océanos al tiempo que una campaña de sensibilización y educación ambiental y un ejercicio de diseño de futuros de su relevancia en nuestras vidas. Diseño, arquitectura, arte, música, cine, literatura, gastronomía, ciencia e innovación se conjugan para configurar un escenario de cómo la creación y la creatividad pueden estar al servicio de un propósito y de cómo necesitamos mirar a los océanos para encarar los desafíos que se nos proponen para este siglo XXI.

De qué manera los artistas contemporáneos son aliados en la transición hacia un mundo más ecológico? ¿Cómo actúa el poder transformador de los artistas?
El arte y los procesos creativos tienen el reto de generar cambios positivos desde una perspectiva ética. Porque el arte apela a la conciencia y más que una profesión debe ser una actitud, como advertía Moholy-Nagy a propósito del diseño, del que decía que debía cumplir un propósito. Los artistas tienen la capacidad de cuestionar la realidad que nos rodea y eso es fundamental porque son mentes curiosas, que absorben información que luego transforman en preguntas y en oportunidades. Mientras las ciencias nos enseñan cómo construir cosas, las humanidades nos enseñan qué construir y por qué construirlo; el arte y su característica diversidad conjuga ambas vertientes, que son diferentes pero complementarias. Por eso el arte es clave en MadBlue y los procesos artísticos son fundamentales también para alcanzar los objetivos de la Fundación Piel de Atún, porque el arte y su capacidad de impacto nos ayuda a en esa transición ecológica desde lo ético y desde una perspectiva de sostenibilidad y responsabilidad para transformar lo que nos rodea en un mundo mejor.

Las obras de arte en MadBlue nos recuerdan una cosa: nos acercamos a ver una obra de arte no tanto para ver la obra en sí, sino el mundo a través de la obra. Por eso no resulta difícil encajar las obras de arte con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque casi siempre se asientan en preocupaciones universales. El arte nos ayuda a comprender nuestro lugar en el mundo, cambiando en muchos casos nuestra posición en la vida, y esas premisas fueron el punto de partida que me comunicó Luis Prieto de por qué el arte tenía tanto sentido en MadBlue.

Has sido uno de los pioneros en la península ibérica en relacionar arte, diseño y sostenibilidad con importantes proyectos hace más de una década. ¿Hemos cambiado mucho?
Efectivamente, se ha cambiado mucho, pero no lo suficiente y queda mucho camino. En los últimos años las empresas y los gobiernos han comenzado una carrera para medir eso que llamamos sostenibilidad y eso también puede ser una trampa. Si usamos el término para todo, acabará por no significar nada. Esta saturación o sobreexplotación de la palabra “sostenibilidad” genera confusiones y es necesario entender que no es lo mismo actuar con responsabilidad en lo social, económico y medioambiental que ser verdaderamente sostenible, cuando se es capaz de generar un impacto positivo en su entorno, es decir, funcionando como una empresa o institución con propósito.

El porqué de mi interés en relacionar arte, diseño y sostenibilidad, además de por compromiso y militancia, se asienta en una ecuación clara: si cuestiones como la economía o la innovación son un tema de métricas, necesitamos el arte y la cultura para ayudarnos a comprender qué métricas son las verdaderamente imprescindibles. El arte no puede ser ajeno a cuestiones como la sostenibilidad si quiere ser verdaderamente transformador y efectivo. Cierto es que el arte habla por sí mismo y trasciende en muchos casos las palabras, pero por eso ha de saber mejor que ninguna otra disciplina que la naturaleza ha demostrado ser nuestra mejor maestra y no hay mejor escuela que observarla. El arte nos ayuda a tomar consciencia de que habitamos un mundo en transición y debemos entender la creatividad como un elemento transformador y activar su diálogo y compromiso con otras disciplinas y con el mundo. Puede ser un gesto tan poderosamente poético como lo puede ser un clavel en una revolución. Únicamente necesitamos saber dónde situarlo. Si conseguimos colocarlo en el lugar adecuado puede ayudarnos a entender mejor nuestro presente.

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